Salud Mental

 Factores de riesgo de la conducta suicida

Factores de riesgo de la conducta suicida

 

La OMS define el suicidio como “un acto deliberadamente iniciado y realizado por el sujeto con resultado letal”. Según esta misma, cerca de 700.000 personas en todo el mundo se quitan la vida cada año y muchas más intentan hacerlo.

En la actualidad hablamos del suicidio desde un punto de vista dimensional, que se mueve a lo largo de un continuum que va desde la ideación (ideas de muerte, deseos de muerte, ideación suicida, plan de suicidio) hasta los actos suicidas (gestos, intentos de suicidio, muerte por suicidio). Es posible que en muchos casos se pase de la ideación a la acción, aunque no siempre ocurre así. 

Es importante destacar que, aunque la presencia de un trastorno mental y la conducta suicida pueden correlacionar, el diagnóstico nunca es la causa ni explica por qué una persona intenta suicidarse, siendo más predictivas otras variables y factores de riesgo. Atender a éstos puede ayudarnos, como profesionales o como entorno del paciente, a prevenir la conducta suicida.

–       Dolor psicológico. No es tan determinante la gravedad de la situación vital de la persona, si no la percepción, el significado y el impacto emocional de la misma. 

–       Desesperanza o pérdida de significado vital

–       Indefensión aprendida: creencia de que la persona no puede hacer nada para cambiar la situación en la que está inmersa

–       Falta de sensación de pertenencia o sentimientos de soledad 

–       Sensación de ser una carga para los demás.

–       Sensación de derrota, humillación, atrapamiento

–       Adversidades tempranas en la vida (bulling, abuso, maltrato, ausencias importantes, enfermedades…)

–       Dificultades en las habilidades de resolución de problemas 

–       Pesimismo o predisposición a percibir las cosas de una forma desfavorable o catastrófica

–       Ansiedad rasgo o predisposición percibir las situaciones como peligrosas

–       Impulsividad

–       Dificultades de tolerancia al malestar o de regulación emocional

–       Cambios en el estado de ánimo prologados en el tiempo 

–       Cambios en la forma de relacionarse 

–       Acceso a métodos letales

–       Haber realizado intentos previos 

–       Haber expresado ideas o deseos de muerte: socialmente existe una idea muy extendida de que las personas que se quieren suicidar no lo dicen, sin embargo, esto es un error. 

 

 

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