Salud Mental
Indefensión aprendida, ¿qué es?
Indefensión aprendida o sensación de no poder hacer nada
La indefensión aprendida es la sensación de no poder hacer nada ante una situación continuada y dolorosa / difícil para nosotros. A pesar de que sí existan oportunidades reales de cambio, optamos por comportarnos de forma pasiva o evitativa ya que tenemos una percepción de ausencia de control sobre lo que nos sucede.
Seguro que has sentido esto muchas veces: tras mucho tiempo buscando trabajo, conformándote con una relación que no es sana para ti, tras un proceso de enfermedad, para lograr conseguir el físico que deseas…
El fenómeno de la indefensión aprendida fue descubierto por Martin Seligman en 1967, en uno de sus experimentos con perros. Descubrió que, si les impedía escapar en reiteradas ocasiones, mientras les aplicaba una serie de choques eléctricos, terminaban por no hacer nada para escapar.
Esto tan curioso que les sucede a los animales, también nos sucede a los humanos cuando nos vemos expuestos de forma continuada o muy prolongada a una situación dolorosa o adversa de la que no conseguimos salir o resolver cuando lo intentamos, es decir, que se escapa a nuestro control.
El resultado final es la sensación de no poder hacer nada a pesar de que sí existan oportunidades reales de cambio, optando por comportarse de forma pasiva o evitativa.
Esta percepción de ausencia de control sobre lo que nos sucede se ha relacionado con síntomas como la depresión, los episodios de ansiedad y otros trastornos mentales.
¿Cómo se desarrolla la indefensión?
A través de mensajes que recibimos de nuestro entorno, que nos devuelven una imagen incapaz de nosotros mismos: “No sabes hacer nada sola” ”Con ese carácter nadie te va a querer”
A través de la experiencia y la socialización sobre todo en la infancia. Por eso las experiencias de bullying infantil pueden ser tan nocivas para la autoestima.
Otro elemento clave es el aprendizaje que logramos a través de las experiencias de éxito o fracaso. “Voy a poder frente a esto”, “Cuando me propongo algo, finalmente lo logro” VS “es imposible modificar esto, no se puede”, “es imposible dedicarme a lo que me gusta”.
Una persona expuesta mucho tiempo a situaciones de fracaso, sin posibilidad de resolución desarrolla, muchas veces un alto umbral de tolerancia al malestar y pasividad. El organismo se adapta para evitar una nueva frustración, por preservación y evitación de mayor dolor, y cae en la pasividad.