Un ataque de ansiedad o crisis de pánico es la aparición súbita de miedo y/o malestar intenso que alcanza su máxima expresión en minutos, pudiendo presentar algunas de estas características físicas:

• Palpitaciones
• Temblor o sacudidas
• Presión o dolor en el pecho
• Sensación de ahogo (disnea)
• Náuseas o malestar abdominal
• Sensación de adormecimiento (parestesias)
• Escalofríos o sensación de calor
• Mareo, aturdimiento o desmayo

Casi un 30% de la población sufrirá un ataque de pánico a lo largo de su vida. Se hablaría de un  trastorno de angustia cuando estas crisis son recurrentes y asocian preocupación por nuevas crisis, consecuencias de las mismas “miedo a volverse loco, a perder el control”y/o un cambio significativo en su vida destinado a “evitar crisis” (por ej: no salir de casa, dejar de utilizar el coche, dejar de relacionarse…)

Los pacientes que padecen este trastorno suelen acudir en numerosas ocasiones a urgencias o someterse a diversas pruebas médicas, ante el temor de padecer una enfermedad que justifique sus síntomas. La conocemos como la gran imitadora pues las personas piensan que les está dando un infarto de miocardio (dolor en el pecho+taquicardia) y es ansiedad; piensan que le está dando un ictus (brazo o cara dormida) y es ansiedad; piensan que tienen alguna intolerancia o proceso digestivos (diarreas, náuseas, malestar abdominal) y es ansiedad.